jueves, 18 de junio de 2009


Antes de meterle un nuevo post, nos disculpamos con todos los lectores, seguidores y público en general por no haber publicado más historias de Cusquito en el blog durante estos días...

Sin más que decir, vamos con una más de nuestro paladín:


Ubiquémonos geográficamente en el grifo Primax que está en la esquina de Benavides y República de Panamá (sí, ese donde venden trago a cualquier hora del día). Salíamos de una reunión un grupo de 5 personas, incluido Cusquito, más que empilados pero con cierto cansancio, decidimos ir a comprar 2 ó 3 chelas mitra al mencionado grifo y luego calabaza...
La necedad se apoderó de algunos de nosotros y discutíamos si era o no conveniente comprar un ron para combatir el frío de la noche y fue entonces que Peluche (mote que amerita una historia aparte), calló a todos y, cual mago sacando al conejo del sombrero, soltó una frase que lo haría inmortal por enésima vez "silencio!!!, cuánto darían por un ronsito???" y mientras soltaba la frase, levantaba léntamente la chompa y dejaba ver poco a poco una botella de ron en el bolsillo... el ron se multiplicó por 4, la noche se convirtió en día y Cusquito, una vez más, se fue ovacionado a casa... un grande de la canción, nada que hacer.

miércoles, 3 de junio de 2009

Viaje por tierra

Primer acto

En una noche de copas, en algún cálido lugar cercano a la plaza de armas de la ciudad imperial, cuzquito recibe una llamada a su celular: su señora madre. Aló mamá, sí mamá, claro claro, de todas maneras, voy para allá. Pasa por el cajero automático, llega a su casa, pone un par de cosas en su mochila y se dirige al terminal del bus.

Segundo acto

Cuzquito se despierta desconcertado y le dice a la señora de al lado: "Disculpe señora, ¿a dónde se dirige este bus?" A Buenos Aires, deben faltar unas 63 horas para llegar.

Tercer acto

Peluche aprovechó el viaje para gozar del concierto de Dylan como si fuera su tono, y al regresar (nuevamente en bus) y ver en alguna provincia bonaerense del camino que se presentaba Andrés Calamaro, utilizó el criollo recurso para gozar del concierto: "¡baja en la esquina!"